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We are all Goddesses and Themis by F Randazzo Eisemann

“Homenaje a la mujer hondureña”
2016
Tinta china
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La exposición de Gustavo Armijo “Todas somos Diosas y Temis”, inaugurada el 25 de enero en la Librería de la UNAH, es una posible lectura de esta realidad en la cual la mujer, su papel, su relevancia pasan desapercibidos. En ella figuran mujeres importantes de esta comunidad, pero con los ojos vendados, como se tacha en una crónica el espacio de los ojos para encubrir la identidad de la persona. Y como debe ser quien imparte justicia.

Justamente, ser tratadas simplemente como personas, en igualdad de derecho, en el caso de la mujer, es algo por lo que aún se lucha: desde un salario igual al de su par hasta simplemente un trato digno, respetuoso, tanto en la esfera pública como privada. Y a nuestras mujeres el rango de diosa.

El artista con el poder que le da la creación se alza por encima de la condición de género: ser digna de un retrato es muestra suficiente de relevancia. Pero, aun así, estas mujeres nos resultan desconocidas. No se sabe quién es cada cual. De hecho, ¿quiénes son las mujeres importantes de nuestra vida? Hagamos un alto para reflexionar sobre ello.

En la exposición, algunos dibujos tienen una expresión plácida, como si no pasara nada. Así vamos algunas y algunos, sin evidenciar el desequilibrio y sus consecuencias. También está la que llora y lleva una venda negra, silenciada por el dolor; así como la otra venda negra que silencia a la mujer garífuna.

Pero la diversidad está borrada: nos iguala la atadura. La mordaza ya no se encuentra en la boca sino ahora en los ojos. Así el conjunto de retratos en blanco y negro podría hacer pensar en una radiografía social. El uso del claroscuro evidencia la mitad, esa otra que evoca el binomio de género; pero también ese lado sombrío de la luna, eso que debemos ocultar, aunque siga allí. Fondos oscurecidos, contrastan con la mitad luminosa, lo que sí puede ser mostrada.

Muchos rostros se encuentran así escindidos. ¿Qué es aquello que debemos esconder para ser aceptadas?, ¿Por qué no nombramos aquellas cosas con las que debemos vivir como si no existieran? Discriminación, abuso, prejuicios, saltan ante los ojos, a veces incluso de una justicia literalmente ciega.

Todos los rostros están de frente, e irónicamente aun dando la cara, siendo notorias, algo impide que seamos reconocidas. Se trata de re-conocer no sólo nuestra presencia relevante en todo ámbito, sino también volver a conocer, aprehender lo que significa ser mujer. ¿Quién hasta ahora lo ha definido? ¿No ha sido en el mejor de los casos una ciencia masculinizada y hegemónica? De allí la importancia de los Estudios de la mujer. Ya nadie puede ni debe hablar en nuestro lugar, en nuestro nombre. Cuántas veces hemos tenido la oportunidad de definirlo, cuántas veces lo han hecho en nuestro lugar, cuántos estudios hay al respecto, cuánta ciencia elaborada por y para hombres, atrapadas nosotras en el claroscuro.

Esta exposición de Gustavo Armijo nos interpela, nos obliga a reflexionar, a quitarnos la venda dentro de una sociedad no solo claramente machista, sino al borde de constituirse como una sociedad del silencio. Empecemos a ver la ausencia de reconocimiento de lo femenino en cada cual, en cada ser. Recibamos la invitación a leernos en femenino, poniendo el énfasis en ser mujer como símbolo de lo humano.