Oliver Welden, el poeta recobrado
48. Oliver Welden, el poeta recobrado
Sin lugar a dudas este siglo que empieza nos ha traído de regreso al poeta nortino a nuestras letras nacionales. A la traducción de su Perro del amor, en Texas, le continúan las ediciones de Fábulas ocultas, en Concepción, Chile, Oscura palabra, en Málaga, España, y recientemente por Ediciones LOM, en Santiago de Chile. La publicación de este último volumen contribuye con extraordinaria fortaleza a la lucha contra el olvido y la miseria generada tra el golpe de Estado.
Oliver Welden era sin duda uno de los más promisorios y jóvenes poetas de la Promoción Universitaria del 65 al momento del asalto al poder. Le sigue un largo exilio en los Estados Unidos y aportó además ese extenso silencio mantenido hasta el año 2006 cuando Host Publications, de Austin, Texas, reeditó su Perro de amor, como Lovehound, en versión al inglés de Dave Oliphant.
Welden había participado en el Primer Encuentro de Poesía Joven que organizara, en 1971, el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile en Valparaíso. Allí llegó junto a su compañera, la hermosa Alicia Galaz Vivar (1927-2003), natural de esta ciudad y quien falleciera, sin jamás haber regresado a su patria, en el país del norte.
Perro de amor es un conjunto de veintitrés poemas que, en 1968, había ganado el por entonces importante certamen Luis Tello de Poesía. Los temas de la soledad, el suicidio y la muerte se conjugan, sostienen sus críticos, con los del deterioro en las relaciones familiares en una poderosa evocación erótica. Editado en esos años por el sello de Tebaida, el grupo y revista literaria que dirigía junto a su mujer en la nortina Arica, el volumen -una pieza considerada ya una joya bibliográfica- lleva ilustraciones del artista Guillermo Deisler. Perro de amor aporta con varios poemas de antología, entre ellos el inicial Credenciales, donde la ironía y el ritmo se conjugan con un fuerte entrelazado semántico. Como dice recientemente Daniel Rojas, en El Morrocotudo, de Arica, en Perro de amor «se prioriza de este modo una noción que a lo largo de todo el libro, gravita en torno al reconocimiento de la orfandad natural del hombre, agotando todas las posibilidades de interacción desde las más solipsistas hasta las que perciben en el clímax sexual, una condición previa a la languidez del espíritu que termina por asumir de modo abismal su incomunicación intrínseca. Hay que destacar que el autor en la construcción de esta atmósfera de sincera asfixia y desgarro, (…) pues su obra está íntimamente relacionada con el extremo desértico y fronterizo de esta región del mundo».
El mismo año de la edición norteamericana aparece en Lar, el sello de Omar Lara, sus Fábulas ocultas. Tras la viudez, en el año 2003, Welden emprende camino a Malmö (donde al parecer van los poetas a recobrar la fe) y luego a la soleada costa de Benalmádena, en Málaga. Las claves de este trabajo son similares a las de su primer libro; la sensibilidad y la sensualidad reúnen a Eros y Thanatos para renacer nuevamente en busca de nuevas experiencias y lugares; se trata de una poesía invocatoria de la sanación y del dolor. Con entusiasmo señala Renard Betancourt, quien luego prologará su siguiente libro, que «Fábulas ocultas es, sin duda alguna, un logro mayor de la poesía concebida por alguien nacido en estas latitudes del mundo, un hito, un señuelo que permanecerá clavado en el corazón de la lírica hispanoamericana de este tiempo y del venidero».
Oscura Palabra/ poesía 1970-2006, es como en el título se indica un libro construido durante muchos años. Con la generosa contribución de sus colegas y amigos Virginia Vidal, a cargo de la presentación, Renard Betancourt y Carlos Amador Marchant, encargado del epílogo, Oscura palabra es un ajuste de cuentas con esta manto de miseria que trajo y significo el golpe militar. La mayor parte de sus textos permanecían inéditos y su revisión significa para muchos de sus lectores un doloroso rememorar y un arma que apunta fuertemente al olvido. Dedicado al poeta Ariel Santibáñez, su recuerdo es ya un magnífico epitafio: «En homenaje a Ariel Dantón Santibáñez Estay (1948)/ Poeta de Chile/ Secuestrado en 1973 y 1974/ Torturado en Villa Grimaldi/ Desaparecido en 1974/ Asesinado».
Welden en Oscura palabra rescata y ordena una escritura que, generada a partir de la esa nutriente política propia a su promoción, nos hable de las cuestiones relativas al desarraigo como sobre las consecuencias de la tragedia nacional. A partir de los cantos de triunfo y de esperanza contenidos en los tres primeros poemas del libro, continúan los dolorosos motivos del asalto a la Moneda y al país -como botín de guerra- el éxodo y el establecimiento en el lugar de acogida. Otoño en Alabama, bajo el epígrafe de Alicia, es el texto que introduce al lector violentamente en la otredad «Cuando todo lo que existe nos es ajeno/ y definitivamente no nos pertenece,/ la patria incluso, extraña y ajena/ como un paraguas viejo cerrado en la memoria». Pero más allá del discurso implícito sería un error considerar esta poesía desde una lente exclusivamente política. Los hechos sociales determinaron a los escritores en boga, por supuesto. Sin embargo, y muy por el contrario, estamos ante la más pura e intensa expresión de humanidad a que el poeta puede aspirar con su canto, cuando se es víctima y testigo, es decir cuando dice su verdad. Como bien observa el poeta Carlos Amador Marchant, en la presentación que hiciera del libro en Valparaíso, «Con sólo veinticinco poemas, el autor logra posesionarnos de una realidad que, por más que quisiéramos olvidar, está viva, más aun cuando la entrega de esa manera, profunda, áspera, terriblemente conmovedora».
Sin lugar a dudas este siglo que empieza nos ha traído de regreso al poeta nortino a nuestras letras nacionales. A la traducción de su Perro del amor, en Texas, le continúan las ediciones de Fábulas ocultas, en Concepción, Chile, Oscura palabra, en Málaga, España, y recientemente por Ediciones LOM, en Santiago de Chile. La publicación de este último volumen contribuye con extraordinaria fortaleza a la lucha contra el olvido y la miseria generada tras el golpe de Estado.
Oliver Welden era sin duda uno de los más promisorios y jóvenes poetas de la Promoción Universitaria del 65 al momento del asalto al poder. Le sigue un largo exilio en los Estados Unidos y aportó además ese extenso silencio mantenido hasta el año 2006 cuando Host Publications, de Austin, Texas, reeditó su Perro de amor, como Lovehound, en versión al inglés de Dave Oliphant.
Welden había participado en el Primer Encuentro de Poesía Joven que organizara, en 1971, el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile en Valparaíso. Allí llegó junto a su compañera, la hermosa Alicia Galaz Vivar (1927-2003), natural de esta ciudad y quien falleciera, sin jamás haber regresado a su patria, en el país del norte.
Perro de amor es un conjunto de veintitrés poemas que, en 1968, había ganado el por entonces importante certamen Luis Tello de Poesía. Los temas de la soledad, el suicidio y la muerte se conjugan, sostienen sus críticos, con los del deterioro en las relaciones familiares en una poderosa evocación erótica. Editado en esos años por el sello de Tebaida, el grupo y revista literaria que dirigía junto a su mujer en la nortina Arica, el volumen -una pieza considerada ya una joya bibliográfica- lleva ilustraciones del artista Guillermo Deisler. Perro de amor aporta con varios poemas de antología, entre ellos el inicial Credenciales, donde la ironía y el ritmo se conjugan con un fuerte entrelazado semántico. Como dice recientemente Daniel Rojas, en El Morrocotudo, de Arica, en Perro de amor «se prioriza de este modo una noción que a lo largo de todo el libro, gravita en torno al reconocimiento de la orfandad natural del hombre, agotando todas las posibilidades de interacción desde las más solipsistas hasta las que perciben en el clímax sexual, una condición previa a la languidez del espíritu que termina por asumir de modo abismal su incomunicación intrínseca. Hay que destacar que el autor en la construcción de esta atmósfera de sincera asfixia y desgarro, (…) pues su obra está íntimamente relacionada con el extremo desértico y fronterizo de esta región del mundo».
El mismo año de la edición norteamericana aparece en Lar, el sello de Omar Lara, sus Fábulas ocultas. Tras la viudez, en el año 2003, Welden emprende camino a Malmö (donde al parecer van los poetas a recobrar la fe) y luego a la soleada costa de Benalmádena, en Málaga. Las claves de este trabajo son similares a las de su primer libro; la sensibilidad y la sensualidad reúnen a Eros y Thanatos para renacer nuevamente en busca de nuevas experiencias y lugares; se trata de una poesía invocatoria de la sanación y del dolor. Con entusiasmo señala Renard Betancourt, quien luego prologará su siguiente libro, que «Fábulas ocultas es, sin duda alguna, un logro mayor de la poesía concebida por alguien nacido en estas latitudes del mundo, un hito, un señuelo que permanecerá clavado en el corazón de la lírica hispanoamericana de este tiempo y del venidero».
Oscura Palabra/ poesía 1970-2006, es como en el título se indica un libro construido durante muchos años. Con la generosa contribución de sus colegas y amigos Virginia Vidal, a cargo de la presentación, Renard Betancourt y Carlos Amador Marchant, encargado del epílogo, Oscura palabra es un ajuste de cuentas con esta manto de miseria que trajo y significo el golpe militar. La mayor parte de sus textos permanecían inéditos y su revisión significa para muchos de sus lectores un doloroso rememorar y un arma que apunta fuertemente al olvido. Dedicado al poeta Ariel Santibáñez, su recuerdo es ya un magnífico epitafio: «En homenaje a Ariel Dantón Santibáñez Estay (1948)/ Poeta de Chile/ Secuestrado en 1973 y 1974/ Torturado en Villa Grimaldi/ Desaparecido en 1974/ Asesinado».
Welden en Oscura palabra rescata y ordena una escritura que, generada a partir de la esa nutriente política propia a su promoción, nos hable de las cuestiones relativas al desarraigo como sobre las consecuencias de la tragedia nacional. A partir de los cantos de triunfo y de esperanza contenidos en los tres primeros poemas del libro, continúan los dolorosos motivos del asalto a la Moneda y al país -como botín de guerra- el éxodo y el establecimiento en el lugar de acogida. Otoño en Alabama, bajo el epígrafe de Alicia, es el texto que introduce al lector violentamente en la otredad «Cuando todo lo que existe nos es ajeno/ y definitivamente no nos pertenece,/ la patria incluso, extraña y ajena/ como un paraguas viejo cerrado en la memoria». Pero más allá del discurso implícito sería un error considerar esta poesía desde una lente exclusivamente política. Los hechos sociales determinaron a los escritores en boga, por supuesto. Sin embargo, y muy por el contrario, estamos ante la más pura e intensa expresión de humanidad a que el poeta puede aspirar con su canto, cuando se es víctima y testigo, es decir cuando dice su verdad. Como bien observa el poeta Carlos Amador Marchant, en la presentación que hiciera del libro en Valparaíso, «Con sólo veinticinco poemas, el autor logra posesionarnos de una realidad que, por más que quisiéramos olvidar, está viva, más aun cuando la entrega de esa manera, profunda, áspera, terriblemente conmovedora».
Publicado por
Juan Cameron
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