Hay días difíciles. La unión de la familia, las responsabilidades, a veces hacemos piruetas pues hay que sacar para todo. Si no, cualquier día puedes estar leyendo un libro y de pronto llegan a cortar la luz – lo digo porque me ha pasado – y te arruinan el momento. Vivimos en la eterna disyuntiva de que hoy pago los servicios públicos y mañana, si puedo, compro los óleos. Y es algo de todos los meses. Sentimos que la carga es más pesada que en otros años y por el momentos uno quisiera salir corriendo. Si se mira la historia de la mayoría de las artistas, son gente humilde: no tenemos el apoyo que realmente se merece la cultura, somos como fantasmas en la sociedad, pero fantasmas positivos, y seguimos confiando que el futuro va a ser mejor.
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