Relectura de Juan Bignozzi
Después de años de ausencia y silencio Juana
Bignozzi, una de las mayores poetas argentinas en la actualidad, publicó el año 2000 una
selección de su poesía al alero de Adriana Hidalgo Editora. La obra reúne sus
cuatro poemarios más recientes y una selección del trabajo inédito que da el
título a esta antología.
Su amplia información intelectual permite un relato
de nivel, el cual no rehuye su origen: Yo era la hija del comunista del
barrio, un barrio de inmigrantes como era Saavedra. Nosotros éramos los
comunistas: mi papá leía el diario, hacía reuniones raras y yo, que hice la
primaria en la escuela de la esquina y la secundaria en una que quedaba a diez
cuadras, me sentí siempre muy separada: yo era la que iba al teatro, la que
leía, relata a en una entrevista aparecida en el Diario de Poesía Nº 46, en
el invierno de 1998.
La poesía de Juana Bignozzi reune la suma modernista
de la poesía de los sesenta en el continente. Por un lado su lenguaje coloquial
-utiliza en marcada forma el habla cotidiana- la ubica en una suerte de
antipoesía propia al lenguaje gelmaniano: no veré morir a mi madre/ no
conoceré el delirio por un hombre/ no viviré en la revolución, manifiesta
en Sólo mata el engaño (y allí se remite a ese gran texto de Idea
Vilariño). Según Jorge Lafforge (en “Notas sobre J.B.”) su habla es la
compartida, la muy conversadora y rescatada en versos que nos salvan de la
fragilidad y el olvido.
Por otro lado se trata de una poesía comprometida.
La autora aparece hacia finales de los cincuenta como integrante del grupo El
pan duro, vinculado al Partido Comunista. Sin embargo su discurso no es
programático y señala un gran cuidado por la forma. Más bien cuanto hace la
poeta es entregarnos una visión real de su medio a través de símbolos y
ausencias, afectos y recuerdos cuyo escenario señala el paso del tiempo (y la
irremediable nostalgia) y esa “necesidad de la poesía” marcada por Lafforge: Fuera
de mí la aristocracia de la miseria/ y el satanismo de los hechos/ queda mi
ignorancia en vinos y seguridades históricas/ la letanía sobre mi país y mi
vida (en El curso peregrino de la historia).
Pero ésto es más que una simple letanía; corresponde
a un plan de escritura. En una entrevista concedida a Jorge Fondebrider y
publicada en Conversaciones con la poesía argentina (Tierra Firme,
Bs.As. 1995) sostiene que un intelectual debe tener una ideología, lo que
equivale a decir que debe ser orgánico.
Destacable resulta su lucidez. En El sujeto de la
izquierda ésta se torna visión amarga y acertada a la vez. Se describe como
educada para ser/ la magnífica militante de base de un partido/ que por no
leer la historia de mi país/ se ha convertido en polvo no enamorado sino muerto
(...) detrás de la cual sólo hay/ otros 50 años de trabajo y espera.
Para G.D. Helder, quien prologa La ley tu ley, El lector que
se detenga en cada referencia y logre descifrar las claves de sus poemas,
difícilmente se verá defraudado por trivialidades.
Para muchos (el prologuista entre ellos) no es
acertado sostener que Juana Bignozzi cuida la forma en desmedro del concepto.
Mas bien canta a través de un emisor indefinido sin observar con detención las
posibilidades musicales de dicho canto. Esta podría constituir una afirmación
absoluta; sin embargo el ritmo semántico logrado a través del montaje y del
escenario produce un marcado placer estético; situación que mal podría
atribuirse a cualquier poeta.
La relectura de Juana Bignozzi, de quien poco sabíamos
por estos lares a partir de los años setenta, salvo ocasionales citas y
apariciones en revistas literarias, se convierte en un ejercicio de placer
pocas veces logrado entre tanta y tanta lectura. No sin razón se le ubica a
continuación de Alfonsina Storni tras una breve referencia de Alejandra
Pizarnik.
Juana Bignozzi nació en Buenos Aires, en 1937, en
una familia obrera y comprometida. Se le reconoce como integrante de la
“generación del sesenta”, en parte continuadora de la obra de Juan Gelman, junto
a Eduardo Romano, Alberto Szpunberg y Ramón Plaza. En tiempos de la represión
peronista, en 1974, se traslada a Barcelona donde, tras algunas breves
permanencias en la
Capital Federal, reside en la actualidad. Ha publicado Los
límites (1960), Tierra de nadie (1992), Mujer de cierto orden
(1967), Regreso a la patria (1989), Interior con poeta (1994), Partida
de grandes líneas (1996) y la recopilación La ley, tu ley (2000),
que repite el título aún inédito de esta autora.
Publicado por
Juan Cameron
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