El arte del grabado al buril
Albrecht Dürer 1513 "El caballero, la muerte y el demonio", grabado al buril (detalle), National Gallery of Art
No escribo a menudo sobre mis propias investigaciones y experiencias en estas páginas pero recientemente he estado estudiando y trabajando exclusivamente con el buril y se ha escrito tanto respecto a esta técnica que he deseado hacer algo distinto y revelar varios secretos técnicos que pueden ayudar a manejar esta difícil herramienta. De acuerdo a muchos historiadores de arte esta ha sido una de las técnicas que originó el arte del grabado en metal en Europa. Se atribuye a Maso Finiguerra (1426-1464), orfebre y grabador florentino quien se distinguió por su uso del niello que era la técnica para ornamentar armas, armaduras y objetos metálicos de la época. Se dice que Finiguerra habría conservado un registro de todos los diseños decorativos hechos en metal mediante copias de estos logrados introduciendo una pasta negra a base de grasas y traspasadas a un papel mediante frotación. Este habría sido el nacimiento de la talla dulce.
© Stanley William Hayter 1949 Grabado al buril
Básicamente se trata de producir hendiduras, estrías o surcos en una plancha de metal bien pulida usando una herramienta denominada buril y que elimina metal dejando una línea incisa fácil de entintar, limpiar e imprimir. No es tan delicado como la puntaseca aunque puede ser mucho más laborioso ya que el buril, difícil de controlar por sí, se puede escapar y producir arañazos u otras estrías no deseables que luego hay que raspar y bruñir para eliminar de la plancha de metal. También y a diferencia de la puntaseca produce una línea que se puede fácilmente modular y que tiene como principal característica ser muy limpia y dinámica. La gran precisión de dibujo que esta técnica permite ensanchar y adelgazar la linea la ha hecho destinarse en particular a la fabricación de billetes de banco, estampillas y timbres postales. En estos productos los tonos oscuros son logrados mediante un entrecruzamiento de líneas que siguen o sugieren el volumen de lo representado y que se denomina achurado. Esta técnica fue escogida a pesar de su costo, ya que la precisión de las tallas hace que los timbres y los billetes en talla dulce sean imposibles de reproducir con exactitude.
Hoy en día esta técnica ha caído en desuso, si bien se utiliza al menos para realizar los originales de los billetes de banco, en los que los dibujos se forman a base de miles de líneas cruzadas y con grosores modulados. El Buril debe ser de acero templado con alto contenido de carbono para ser muy duro. Esta herramienta puede tener varias formas siendo la tradicional la de tipo losange o trapezoidal aunque hay grabadores como quien suscribe que prefieren hacer sus propios buriles de acuerdo al tipo o profundidad de línea deseada. Hay ciertas estrategias técnicas que conviene recomendar al joven grabador que recién se inicia en esta técnica.
© Sabine Delahaut - Posición del buril en la mano
Primero, es aconsejable que la nariz del grabador este a la misma altura de la punta del buril. Si la nariz se adelanta a este nivel el buril se clavara realizando un surco más profundo y si la nariz se atrasa a la punta del buril es más que probable que la herramienta se escape produciendo un surco o arañazo, dependiendo de la profundidad, no muy deseado lo que significara un trabajo adicional para eliminar la línea accidentalmente producida. Segundo, si la plancha de metal es pequeña se podrá hacer girar con la mano izquierda mientras se burila con la derecha facilitando el corte. Hay grabadores que prefieren ubicar una moneda bajo la plancha de metal para que gire con más facilidad. Otros prefieren afirmarla a una mesa con abrazaderas. Generalmente se afirma la plancha de metal con la mano izquierda mientras se empuja el buril con la derecha dejando así la izquierda justo en línea para ser herida por el buril si es que se llega a escapar por uso de excesiva fuerza. El corte en la mano izquierda así producido a la altura de los nudillos puede llegar hasta el hueso metacarpo. Por lo tanto se requiere de mucho tino y concentración. Hay quienes aconsejan iniciarse y practicar en planchas pequeñas de plástico o acetato o de metal blando como el zinc, antes de acometer el cobre. Tercero, hay que conservar la herramienta siempre bien afilada para que el corte sea limpio y no produzca rebabas.
© André Racz (1916-1994) Grabado al buril
Es sin duda Stanley William Hayter, grabador inglés y fundador del taller de grabado ATELIER 17, que operara primeramente en Nueva York, inicialmente con André Racz y Mauricio Lasanzky como ayudantes, para posteriormente trasladarse a Paris y funcionar hasta hoy en día con muchos distintos ayudantes extranjeros. A Hayter se deben muchos de los conceptos modernos del grabado por cuanto fue indudablemente el mayor propulsor del grabado al buril que durante el siglo pasado había caído muy en desuso.
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