Retorno
Josef Albers
La Fundación Juan March propone la primera retrospectiva en España sobre unos de los pintores más representativos del Op Art : Josef Albers. Con una centena de obras, telas, grabados, fotografías y mobiliarios, la muestra pretende hacer un recorrido estructurado en un proyecto, cuya meta simple consiste en la representación con medios mínimos de efecto máximo. Lo que se ha considerado como un movimiento sólo estético en realidad alía las complejas ciencias ópticas al conocimiento del funcionamiento biológico de la retina, mientras remite al significado del color en el lenguaje.
Del 28/03 hasta el 6/07/2014 - Fundación Juan March, Castelló 77, 28006 – Madrid © Foto M.A. Romieux
La exposición permite abarcar este largo recorrido y trabajo que se basa en la « economía de la forma ». Esa línea directriz de la obra artística y pedagógica de J. Albers usa de la abstracción no como simple estética sino como una forma de sustracción, de destrucción y de limitación para crear efectos máximos. Pues J. Albers declaraba que « el arte no es un objeto, sino una experiencia » (Al ver el arte, 1952) refutando la idea de una simple representación pictórica y estética como se lo ha atribuido al Op Art. Se recorre por lo tanto esta larga experiencia del arte. Primero se presenta dibujos que contraponen figuras geométricas de colores fríos mostrando el camino de una búsqueda de combinaciones. El juego de contraste en las fotografías y muestras de sus alumnos del Bauhaus, la racionalización del mobiliario, las líneas en relieve sobre un papel inmaculado siguen el paso de la experiencia. Hasta llegar a la cima de su experiencia con la serie « Hommage to the square ». Empezada en 1950, a los 62 años y durante 26 años, esta serie abre la puerta a una creación compleja e intensa en relación con la percepción de lo real. Ha producido centenas de variaciones a partir de un esquema básico de tres o cuatro cuadros encajados el uno en el otro. Con una alternación en la gradación de los colores y de su intensidad, la percepción se ve alterada por la presencia o la ausencia de un color. En 1965, J.Albers explica su serie con estas palabras : « Son todas de paletas diferentes y, sin embargo, para decirlo así, de ámbitos diferentes. La elección del color usado, tanto como su orden, está ordenado por una interacción - influenciar y cambiar cada uno [...]. A través de la línea simétrica y del orden de los cuadros casi-concéntrico permanece la misma en todas las pinturas - en proporción y lugar - estos mismos grupos de cuadros o cuadros solos, conectan y separan en muchas diferentes formas ». Entonces, ¿Qué hace que una combinación de colores sea más potente que otra? ¿Cómo interpretar estos cuadros rojos encajados el uno en el otro? Lo que representa no es otra cosa que lo que es : formas y colores, el espectador no tiene que pensar en su significado sino que dejarse tomar por el contraste creado. J. Albers está interesado en la creación de efectos ópticos controlados. El uso de los contrastes entre colores permite dar la impresión de más pequeño, más grande, más profundo, más cerca ya que es la puesta en relación que crea la ilusión óptica. Cuando se cambia la secuencia a partir de un mismo color, este color cambia de perspectiva : por ejemplo un verde sin moreno no se percibe de la misma manera que un verde con moreno (éste parece más verde). Esta teoría de los colores remite al trabajo de Michel-Eugène Chevreul (1786-1889) con su ley de los contrastes simultáneos que afirma que un color da a otro color próxima un matiz suplementaria en su tonalidad.
1950 "Homenaje al cuadrado" Óleo sobre Masonite 54,4x52 cm
© Yale University Art Gallery, New Haven, USA
Toda su obra surge de experiencias entre el color, la textura y la forma experiencias, experiencias que han sido transmitidas a sus alumnos durante sus clases y con su libro Interaction of Color. Su gran labor pedagógico trataba de dejar de un lado la enseñanza de las teorías existentes dando una primacía a la transmisión empírica de la percepción. Los colores según J.Albers no tienen nada de estático porque cuando se usan los contrastes entre si de forma la más depurada y simple posible, crean una percepción totalmente perturbada pero controlada. El Op Art llega a un alto grado de complejidad por las relaciones entre colores ya que esta relación determinara la percepción misma de la obra. La meta no es representar lo real, ni tampoco la expresión de una idea personal, sino la experiencia de la alternación entre distintas colores, formas y texturas. Se trata de despertar, de ver más allá de la construcción y de las formas, para reactivarlos fundamentos de la percepción. Desde una perspectiva científica, la percepción se desarrolla en tres fases. Primero, es la transmisión de las ondas magnéticas dadas por la imagen expuesta a la vista, aquí el espectador está al frente de la obra poniendo en contacto la imagen con sus ojos. Segundo, el ojo transmite a través de sus tejidos nerviosos, los estímulos lumínicos captados. La tercera consiste en la interpretación de estos estímulos por la mente. En la última fase entra en juego las ilusiones ópticas de J.Albers. Ya que el cerebro tiene que presuponer una imagen a partir de informaciones almacenadas antes, para identificar lo que estamos mirando, la imagen es una mera construcción del cerebro a partir de pistas incompletas de la percepción. Las distorsiones producidas por las ilusiones ópticas entre la realidad física y la interpretación cambian la definición de la percepción. No es una simple identificación de los elementos presentes en la obra, que el cerebro va atribuyendo a conceptos presupuestos, sino que una simultaneidad conceptos dinámicos.
La experiencia llega a ser filosofía de la percepción, dando al arte la capacidad de interrogar lo real y de poner en dudas nuestros conocimientos como lo exprima Merleau-Ponty. Gracias al trabajo de J.Albers, la percepción se hace interacción. La percepción está por lo tanto determinada por un conjunto de factores que se influencian entre sí : formas, colores y texturas están determinadas por su entorno y sus combinaciones o confrontaciones. También interviene en el desarrollo de la experiencia, la disposición de las obras en la exposición como por ejemplo alinear en un sólo muro todas las telas que representan diferentes juego de intensidad de cuadros rojos. El espectador, a medida que avanza sus ojos en el muro pasando de un cuadro a otro, va mezclando los rojos. Es una manera de empujarnos a interrogar nuestra percepción.
Josef Albers nació en 1888 en Bottrop, Alemania. Estudia en Berlin, Essen y Munich (1913-1920). Entra en 1922 en la recién fundada escuela de arte, arquitectura y design, el Bauhaus de Weimar y Dessau donde pasó a ser uno de los grandes maestros, enseñando entre 1925 y 1933 - cuando se cerró la escuela por presión del partido nazi. Propuso un curso que empujaba a trabajar los efectos de contrastes por formas, texturas y colores. En Estados Unidos fue docente en el Black Mountain College (Carolina del Norte) y en la Universidad de Yale entre 1950 y 1959. Por último fue profesor en el Hochschule für Gestaltung en Ulm en 1955.
M.A. Romieux
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M.A. Romieux |