Sergio Ayala
Foto Cecile Bouscayrol © Sergio Ayala
De lo expresivo a lo lírico
La obra de Sergio Ayala se centra en la investigación de cuestiones como la burla, lo festivo,lo agudo, o lo ocurrente, vemos a partir de esto el deseo explicito de aventurar a sus personajes en escenarios, altamente risibles, expuestos a la dificultad de la pose, o en actitudes de despliegue no menos incomodos,... pareciera, que la más simple de las operaciones en sus actores, mantuvieran en suspenso las consideraciones de buen juicio, o los acuerdos naturales de lo prudente, construyendo un sentido común falsificado, si no, espurio,... estos seres ordenan la realidad a modo de remedo trayendo a escena, el asombroso, la sorpresa, el desconcierto, o la extrañeza, todas condiciones naturales de sus ejercicios.
Foto CB © Sergio Ayala
La adhesión a una pintura “cargada”, plena de acentos, de imputaciones y protestas, nos hablan de un mundo en donde lo cotidiano, puede constituir una dimensión incierta, llena de precariedades, problemática, y sobre toda equivoca, y de unos personajes para los cuales el hecho de estar en el mundo parecería ser una faena, de una imposibilidad tal, que sólo este ejercicio de plagio establece una, revelación, llámese señal, pausa, como espacio de liberación para permitir el transito y la educación de la experiencia particular. Es esta prática individual, cuando logra realizarse, la que permite dialogar con seres, de una singularidad desgraviada, poseedores de una excentricidad que se deja domesticar, poseedores de una excentricidad que se deja domesticar, reconocemos estos personajes en composiciones extremadamente complejas, fruto de una estética de lo destructurado, lo cerrado, y lo mezclado, allí comparten sus historias de vida, las realizan, y las hacen fulgurantes o sólo únicas. Por ejemplo, en una obra de la serie “Sapos y Culebras” cuatro personajes se mantienen “amontonados”, con la cabeza ladeada, en un aspego absurdo, solidarios hasta la tristeza, y todo el cuadro presenta una especie de ternura equivocada, y sutilmente incomoda... sin embargo, los rostros aunque apenas esbozados mantiene la marca de una psicología profunda, extremadamente bien lograda, seres emotivos, llenos de descargos, expresivos hasta la pureza, amparando un especie de dignidad, en contraposición a una curiosa mudez, que lentamente va ocupando el cuadro, lo indefenso de estos seres arrinconados, la pose extremadamente poco natural, artificiosa, excedida, suma elementos nuevos a los intrincados mecanismos de lo ridículo, o a lo que exterioriza con un decoro desatendido.
Foto CB © Sergio Ayala